lunes, 30 de junio de 2008

Y las chicas quisieron pop

Medio año después, este blog vuelve a actualizarse. El tiempo fue mucho, y los cambios más todavía. Ahora todo es contraste entre lo que comienza y lo que se termina, lo que hubo y lo que hay, el vacío y la nada. En fin, c'est la vie, para bien o para mal, quién sabe: es el carácter milagrosamente efímero del status quo. Pero este no es lugar para exponer crisis existenciales ni psicoanálisis baratos- al menos por ahora. Aquí se habla de otra cosa. Por favor, pasemos a lo que nos compete.
Comentar este disco duele un poco. Acaso las expectativas fueron muchas, y el resultado magro, demasiado magro. Y es que descubrir a CocoRosie supuso todo un quiebre del paradigma musical con el que me había contentado durante años. Cuando, allá por 2005, escuché por primera vez La Maison de Mon Rêve, las aniñadas voces de las hermanas Casady me transportaron a un espacio inalcanzablemente puro, a un estado casi orgásmico y, al mismo tiempo, casi virginal. Allí no había mediación alguna: what you see is what you see, pareció ser la consigna, porque el sonido de las notas se plasmaba en mi mente con la fuerza de imágenes incomprensibles. "Esa guitarra está desafinada", Guille dixit, pero a mí no me importó, en parte porque no tengo oído, en parte porque la atmósfera se volvía cautivadoramente irresistible.
En The Adventures of Ghosthorse and Stillborn esa experiencia no acontece. Lo que hay, en cambio, es un grupo de canciones que, lejos de mantener una cierta continuidad entre sí, parecen ser el resabio de momentos creativos completamente disímiles. Lo que yo encuentro en este disco es pop, básico, acaramelado y monocromático pop, con apenas unas notas de un hip hop -o rap, no distingo bien- que el estilo sutil de CocoRosie realmente no tolera. Escuchen, como botón de muestra, "Rainbowarriors": es pegadiza, quién puede negarlo, muy linda la intro con esa voz que eriza la piel, pero apenas empieza la música el clímax se va por la tangente. Hay, sí, un par de joyitas: "Houses", con ese aire retro que súbitamente deviene una explosión lírica, y "Werewolf", que simplemente me encanta. Pero qué puedo decir. Más allá de todo el respeto que CocoRosie me merece, The adventures... es lo que sus predecesores no eran: un disco fácil de digerir- y un disco fácil de digerir es un disco que no vale la pena.